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Planeta Maño

La vida que te espera

Hace un par de semanas cumplí 30 años en un jueves normal, que transcurrió entre la Fnac y Puerta de Toledo, donde mis amigos han iniciado una convivencia de serie de televisión, que pasa por acogerme como artista invitada cada vez que la nostalgia me puede y compro un billete de AVE para volver con ellos. En su casa, un poco por inaugurar su nueva etapa, un poco por mi treintena sin estrenar, organizamos una fiesta de "blanco y negro" y nos reencontramos con las conversaciones etílicas de otras madrugadas. Ya conocemos todas nuestras fobias, todas nuestras indecisiones, nuestras debilidades de eterna adolescencia, que emergen con una virulencia especial cada vez que abusamos del alcohol... nada diferente a los pedos de calimocho en la plaza 2 de Mayo, sólo la carga es distinta. Nuestro peso es ya el de los que se resisten a crecer y buscan en sus actos un arma contra el tiempo. Pero no hay escapatoria.

La noche fue muy larga. Hubo momentos en los que intentamos huir de la casa, salir a la calle y agotar las horas hasta la luz en algún garito impersonal de La Latina o Lavapiés, pero nos lo impidió el frío. Así que permanecimos unidos y revueltos, vagando como almas en pena por las habitaciones del piso. Finalmente, a eso de las siete de la mañana, caímos rendidos: unos en el sofá, otros en los sillones del comedor... yo con Naoko, en su cama de matrimonio gigantesca, que tiene un edredón rojo probablemente impregnado de algún somnífero.

Dos horas más tarde la mano de A me despertó. Tenía que marcharse y no quería hacerlo sin despedirse. Me propuso salir a desayunar, cual Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. Comprenderéis que no pudiera negarme ante semejante comparación. Dicho y hecho: bajamos, yo de incógnito, rebosando glamour, detrás de mis gafas de sol y debajo de una gorra que me habían regalado en la fiesta (aún no sé como A, ante mi imagen de etarra camuflado, no salió corriendo dispuesto a negar cualquier relación conmigo). Recorrimos algunas manzanas y terminamos delante de un café con leche con porras en un bar bastante castizo, cercano a la parada de metro. Hablamos y hablamos sin parar: del trabajo que compartimos, de los hombres que no me hacen caso, de los años que vamos cumpliendo sin cambiar nada... Y después paseamos a la deriva: calle Toledo, plaza Mayor, Bailén, el palacio de Oriente, Ópera...  mi primer sábado por la mañana con treinta. Hacía sol y Madrid, como siempre, me observaba en silencio y me acogía como parte viva del organismo de la ciudad. En ningún otro lugar he tenido ese sentimiento.

Cuando me quedé sola (A tenía el turno de tarde en la librería y me dejó a eso de la una y media), regresé a casa sin prisa, deshaciendo el camino, interrogándome acerca de lo que está por venir. Siempre tendemos a pensar que falta algo, que un acontecimiento decisivo nos asaltará al doblar la esquina y cambiará nuestra vida de golpe... Mientras esperaba en un semáforo, al calor del mediodía desfilaban ante mí las imágenes de la noche anterior, las palabras pastosas, las manos... yo con D, conversando semiconscientes e intentando sin éxito resolver el cubo de Rubik a la luz tenue de una lamparilla roja.

"¿Y si no hay nada más? ¿Y si es este el retrato de la vida que te espera, que nos está consumiendo dulcemente?"

Habré de tenerlo en cuenta.

6 comentarios

lucas -

Parafraseando a lennon, con perdon por hacerlo, la vida es y sera cada vez mas en esta epoca tan postmoderna que nos toca vivir, aquello que pasa mientras hacemos planes para otras cosas o esperamos lo tan maravilloso por venir

V -

Hola pequeña, te echamos de menos. Ansiamos saber resultados de:

-simulacro evacuación.
-visita de R y, sobre todo, de Charlie.
-llegada masiva de miles y miles de libros ¿habéis montado un árbol de navidad en la placita colocándolos en pirámide hasta el techo del centro comercial?

¡Ah! y la tan esperada portada de "¿Quién es realmente Quique Santander?".....a ver si me lo voy a tener q comprar al final....jejejeje

Marruecos es oficial, me han confirmado las vacaciones....y se viene hasta la Mari de Chambao....pedazo de viaje

Besitos.

anonymous -

Seguramente la vida por venir no está todavía en los mapas. Buscar en ellos autovías o desiertos es una pretensión absurda enfrentada a la deriva continental. Hace unos días no te conocía ahora vengo de vez en cuando para ver cómo te encuentras, si melacólica o Bullow, si triste o alegre. Hablanos del sol de los telediarios y del mar cuando esté contigo.

Eli -

Tienes razón, supongo que la incertidumbre forma parte del atractivo de lo que está por venir. Sería aburrido tenerlo todo previsto.
Un abrazo a los dos desde Valencia.

iñaki -

quien sabe la vida que nos espera...no sabemos nada, en realidad. siempre queremos saber demasiado.

V -

¿Vacaciones melancólicas?...tranquila, anda que no te queda por vivir!!!......a veces estás ansiando un cambio radical y cuando llega, te das cuenta que echas de menos esa familiar monotonía.

De todas maneras, has cumplido 30, no 130....estás en la flor de la vida....te van a pasar todavía muchas cosas, puede que hasta demasiadas....ya verás.

Nos vemos ste finde. Besitos